jueves, 15 de mayo de 2008

mi piel sueña con tu saliva caliente
y luego pena mil letanías de silencio frente al muro

hago de la necesidad virtud
y de las imperfecciones del camino una senda iluminada

pero quiero llegar al final y ser yo mismo
y verme en el espejo con los ojos abiertos, con las manos abiertas, con la boca fresca y abierta
quiero que se giren las flores a mi paso y que las palomas griten mi nombre con siete cristales
quiero sentir en mi garganta la frescura de la mañana y en mi sexo la algarabía de la juventud

pero cuando llego al final del camino
nunca estoy yo mismo
y siempre encuentro el pájaro en la botella
el preso en el laberinto
el peregrino en las cruces del camino
y espejos tapados y charcos enquistados con palabras muertas

pero escucha hoy mis palabras
si he llegado hasta el final del camino, hasta el epicentro del laberinto, hasta la boca de la botella
témeme porque estoy vivo
mi lengua está húmeda en mi boca
y mis ojos abiertos en el centro mismo de mi cara

témeme porque no estoy muerto
y aún me quedan ciudades y palabras

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