lunes, 10 de septiembre de 2007


hoy,
parís,
he abierto los ojos para mirarte

cuando te deje no lloraré ni una lágrima
no habrá nostalgia de tus esquinas, tus aceras, tus puentes
en mis manos

perdidos, en tus calles, habrán quedado mis miedos
rota, en tus sábanas, habrá sucumbido mi inocencia

hoy
he visto con mis ojos abiertos la belleza inconmensurable de tus rincones
he escuchado con reposo la cadencia de tu acento
he comprendido que hay sombras escondidas tras el fulgor de tus luces

vine
porque tenía que encontrarte

hoy
sé que eres la última página
el epígono
la postrimería

no lloraré cuando te deje
porque me has ayudado a encontrarme