lunes, 4 de mayo de 2009

guimino

una a una
te he gritado las letras de mi nombre
modelándolas con mis dientes
con mi lengua
y mis lágrimas

inútil
las grité contra la pared de tu silencio

aunque no me oigas
ni me veas
yo estoy aquí con los ojos
abiertos
erigida mi voz frente al muro y la historia
todas las ciudades en mis dedos
y las palabras en mi boca

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo nunca he tenido un Havre. Así que no sé lo que es perderlo.
Como en el procedimiento poético de Emily Dickinson, es preferible el dolor (el placer) del no tener que el placer (el dolor) del satisfacer y su pérdida.
Gracias por enseñarme estos versos. Están muy cargados de ese desasosiego muy afín a las almas sensibles de esta época.