Gracias por aparecer cuando todo estaba perdido. Cuando la soledad de los aeropuertos me devolvía a mi pasado indeleble, a mi castigo imperecedero. Cuando pensaba que gújara volvería a enquistarse en mis uñas y mis dientes.
Gújara resultó entonces ser un sueño, una puerta abierta a mi yo encorsetado y dormido, aletargado, que tanto necesitaba reinventarse. Y que se reinventó.
1 comentario:
Gracias por ser y estar. Por no desaparecer, por permanecer en mi regazo, latente y presente.
Tapame que tengo frío y tu mano es el abrigo dentro del laberinto.
jet´amie
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